Módulo de abril

Docentes:Cristina López, Nahir Bonifacino, José Barreiro, Eliana Pena y Patricia Arévalo

Más de 100 años han transcurrido desde los albores del Psicoanálisis de niños. Este se
gestó desde el teorizar-hipotetizar freudiano en sus búsquedas e indagatorias en sus
pacientes neuróticos adultos, al enfocar su infancia temprana procurando entender el
origen de sus padecimientos y síntomas.
De este modo el Descubrimiento del Inconsciente, la Sexualidad Infantil y el Edipo, así
como la incidencia de los traumas en la historia temprana no solo enriquecieron la teoría
que desembocó en una mejor comprensión del adulto, sino que promovió la apertura
de un nuevo territorio el de la práctica analítica con niños.
A partir de allí, el psicoanálisis de niños ha crecido en teoría y práctica, se ha afirmado,
expandido, diversificado, todo ello no exento de controversias, luchas y mucho
dramatismo, pero, diríamos, con un resultado provechoso en el sentido del avance en
la comprensión del sufrimiento del niño y en las formas de abordarlo en procura de
alivio.
En todo esto está implícito el posicionamiento del analista como ser humano sensible,
abierto, cuestionador y persistente, junto a su paciente, y en ello, pensamos, el sesgo
teórico no configura obstáculo infranqueable.
Nos proponemos “revisitar” casos ya publicados, muy ricos y conocidos para enfocarlos
desde nuestro tiempo, con nuestros recursos y formas de comprenderlos, reconociendo
siempre la validez de los planteos originales. Encontramos que hay teorizaciones que se
han mostrado ricas y útiles porque dan lugar no solo a un enfoque muy claro y particular
del pacientito, sino porque propician una autorreflexión que toma en consideración el
impacto en la interioridad del analista. Una apertura a un encuentro donde sean tomadas en cuenta formas de comunicación más primarias que dicen más del sentir que
del sentido en términos verbales. Veremos con ejemplos clínicos, cómo algunos
maestros como Winnicott sustentan en ese sentir su convicción para intervenir en esa
alternancia – a veces imperceptible – que es la comunicación con el niño y más en
especial con el infans.
Una transmisión del sentir no asentada en palabras por sus significados sino más bien
en tonalidades, énfasis, ritmos sonoros, es decir variables de una captación de signos
corporales, sintonías del tipo que señala Winnicott en la relación temprana madre bebé,
o Roussillon.
Vamos a dar lugar también, a considerar la situación del hoy, que está siendo afectada
por la pandemia covid-19, momento de incertidumbres y temores. A partir de la
situación de emergencia sanitaria, hemos ido accediendo a recursos tecnológicos que
posibilitaron muchas veces la virtualidad del encuentro con el otro dándole continuidad a los análisis.