Fechas: 2, 9, 16 y 23 de agosto.
Zuli O’ Neil y equipo
Lacan no cesó de hacer del ‘sujeto’ uno de los pivotes de sus construcciones. Buscará una acepción del terminó por fuera de la filosofía. Aquella que con Descartes, Hegel y Heidegger brinda referencias precisas no exentas de contradicciones. Despojando del saber, de la identidad y hasta de la reflexividad lo fundara en su lazo con el significante. Buscando un sujeto que fuera inconsciente.
En el seminario de «La identificación» se enuncia una fórmula extraña, de cierta universalidad, tan impenetrable como enigmática. Allí ‘sujeto’ y ‘significante’ se codefinen. «El significante representa al sujeto para otro significante»
Fórmula repetida hasta el cansancio requiere ser interrogada sobre «la idea extravagante de que entre dos significantes, había lugar para…un sujeto». Se inmadura entonces un cuestionamiento sobre el sujeto, necesario por el hecho de que existe el inconsciente freudiano en el psiquismo.
El dispositivo freudiano es, de hecho, un dispositivo de intercambio de palabras. El hecho de que el sujeto esté desde el inicio ligado a las palabras y al lenguaje, es entonces una primer respuesta que ese «sujeto» esta: sujeto a la palabra, la cual deviene el órgano constituyente del ser humano. La palabra entonces, constitutiva del campo de lo humano en su diferencia con lo que viene del cuerpo u imagen y sus pulsiones.
Sobre la noción de cuerpo.
Muy tempranamente Freud en su artículo sobre las afasia de 1894 advierte que hay ‘ un cuerpo otro ‘ que se comporta como desconociendo la anatomía del cuerpo biológico y de los pensamientos. Que no está lesionado. Descubre un cuerpo que no es el de la medicina. Aquel pensado como máquina perfecta, reparable, reemplazable.
Descubre un cuerpo que se constituye de forma imperfecta de ahí que deba buscar la satisfacción por otras vías que no sean las del instinto.
Si además no hay objeto predeterminado para la pulsión entonces estos cuerpos que Freud introduce y retoma Lacan, interrogan y cuestionan. Instalan un sujeto, un modo de pensar la subjetividad, donde la práctica analítica no es sin cuerpo.
Ese cuerpo que no es uno, aunque se cuente de a uno. Cuerpo erógeno lo llamo Freud y Lacan en Psicoanálisis y Medicina dirá ‘cuerpos que la medicina desconoce, cuando no excluye’.
Cuerpo que lleva las marcas de lo que se representa. Que necesita de la imagen para decir este es mío. O perdí un pedazo o hago con el lo que quiero. Un cuerpo consistente. La consistencia que hace que algo permanezca unido. Bien saben los psicóticos de ello. De cómo el cuerpo se agujerea, estalla…
Un cuerpo fantasmagórico.
El cuerpo es cuerpo porque es el obstáculo sobre el cual algo se lee. Sin ese cuerpo no habría práctica analítica. Pues por muy mental que sea un síntoma, se inscribe en el cuerpo. Cuerpo entonces como territorio del síntoma.
De estos asuntos nos ocuparemos durante 4 miércoles en el mes de agosto de este 2023.
Lic. Zuli O’Neill