Fechas módulo: 8, 15, 22 y 29
Nos planteamos trabajar acerca del devenir de la creatividad en los orígenes del ser humano. Winnicott plantea que vivir de forma creativa hace que la vida valga la pena de ser vivida. Mientras que un acatamiento de la realidad sin creación, nos acerca a la enfermedad.
El acto de nacer inaugura el nacimiento biológico, pero, el nacimiento de un sujeto psíquico va a depender del encuentro con un otro que lo desee vivo.
Winnicott plantea que los procesos de estructuración psíquica parten de la dependencia absoluta. El bebe solo no existe, necesitará de un ambiente suficientemente bueno, que facilite el trabajo de integración, para ir deviniendo sujeto. El bebe trae una capacidad creadora en potencia, y es en el encuentro con un otro emocionalmente disponible, que permitirá la ilusión de la creación, facilitando de este modo su ingreso creador a la vida.
La producción es creativa, sobre todo la que hace el bebe, el hecho de que el mundo exista no quiere decir que éste no tenga que inventarlo, crearlo. Un camino creativo que va desde el espacio de ilusión hacia la desilusión, un tránsito necesario e imposible sin la presencia de otro.
En el juego y solo en él, podrá el niño o el adulto crear y usar toda su personalidad, y descubrir su persona, sólo cuando se muestra creador.
En el trabajo psicoanalítico con niños nos encontramos, a veces, con dificultades en el jugar, con obstáculos que nos hacen pensar en la cualidad de los procesos de constitución psíquica. Así es que vemos que las expresiones artísticas representan un logro que singulariza y diferencia al niño en un paradójico espacio que siempre es propio y particular.
Trabajaremos a través de viñetas clínicas con niños de distintas edades, poniendo el acento en la observación de bebes y
tempranos, para poder pensar acerca de este proceso y como en el encuentro analista paciente se re-crea otro espacio potencial que habilita nuevas creaciones.