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Alexandre Cabanel, El Ángel Caído (1868)

Convocatoria a la escritura de la RUP N° 133 Odio

Los invitamos a escribir sobre el odio, palabra que alude a una pasión y que a su vez apasiona, tanto al psicoanálisis como a la filosofía, a la política, a la sociología, a la literatura… ¿Convoca tanto como el amor? ¿Su aparente opuesto? Sin duda Freud no tenía una visión muy alentadora de la naturaleza humana, en 1915 nos dice que el odio es un afecto primario derivado del encuentro entre el yo-placer y el objeto, en 1923 dirá que el odio es una manifestación de la pulsión de muerte en el psiquismo.

Términos relacionados pero no sinónimos serán la agresividad, el sadismo, la destructividad, la pulsión de muerte. Lo que sí se puede decir es que el odio necesita de un objeto, ya sea real o fantaseado, y quedaría intrincadamente unido a su creación, en la medida en que será lo displacentero colocado en el objeto lo que le dará origen a este último. Es decir que odio y narcisismo quedan ligados. Sólo será cuando el objeto sea reconocido como fuente de placer, lo que llevará al sujeto a aproximarse a él y a preservarlo, en un movimiento que instituye el amor.

Es por ello que Freud (1915) nos dice que “El odio es, como relación con el objeto, más antiguo que el amor”. El objeto llevará entonces en su carácter ambivalente, la marca de origen, el odio.

En Lacan (1948, 1951) el odio y la destructividad, fundamentalmente la dirigida hacia el semejante, son explicadas por el origen imaginario del sujeto en una relación inextricable de identificación y rivalidad mortífera con el otro. No recurre ni a la frustración pulsional ni a la pulsión de muerte como lo hace Freud, para su hipótesis teórica.

Si bien el odiar es una capacidad importante en el desarrollo de la alteridad, superarlo también lo es. Es así que en la clínica nos encontraríamos con una incapacidad de odiar en ciertos sujetos, como lo describe A. Green (narcisismo negativo, máxima expresión de la pulsión de muerte) cuando surge una desinvestidura masiva, radical y temporaria, del objeto primario que determina una desinvestidura del sujeto hacia él. “En el dolor psíquico, es imposible así odiar como amar…” (A. Green, 1983). ¿O nos encontramos con una incapacidad de dejar de odiar en otros? Odio que es la única posibilidad de preservar una frágil estructura narcisista.

Los convocamos a pensar desde la clínica, la metapsicología, y los aportes desde otras disciplinas (arte, sociología, antropología, filosofía, política, etc.) que nutren al psicoanálisis.

Se extiende plazo para envío de trabajos hasta el 16 de agosto del 2021, según las normas de publicación de la Revista Uruguaya de Psicoanálisis.

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Por Comisión de Publicaciones

Psicoanalista Máster Vivian Rimano
Directora de la Comisión de Publicaciones